HUMANO DE ÚLTIMA GENERACION

Creer es, literalmente, “dar el corazón”. Así sin más. Entendemos por corazón la sintesis mas noble de la totalidad interna y externa del ser humano. La acción de creer es la más distintiva de la persona en su constante e imparable evolución como individuo y como especie. Es el acto que más nos distancia de los animales irracionales, cuyo comportamiento más parecido al de los humanos solo es por imitación, búsqueda de premio o miedo al castigo. Nunca por creer en la otra persona. Una persona cree en otra porque esa es su decisión. Y ya. Porque su conciencia así le hablo. Sin imposición o coacción. Y como fruto elige regalar su corazón o lo que es igual: endosarle su plena confianza. Esta acción de creer la hacen los humanos con otros humanos. No tengo noticia hoy de una persona –en su cabal juicio- que haya entregado su confianza a algo inanimado. Y si las hubieran se situarian lejos de la inteligencia y el discernimiento, caracteristicas especificas del del ser humano en su devenir diario. El hecho que humaniza mas la forma de entender al “Absolutamente Bueno” fue magistralmente acuñada por los Sabios del Pueblo Elegido cuando se dirigen a El con el calificativo cariñoso de " אב " , que se pronuncia abbá y significa papaíto en nuestro actual román-andaluz . Creer, por tanto, nunca es un hecho político, social o religioso. Es una noble actitud interpersonal, del uno con el otro. Libre, autónoma y de acuerdo con la conciencia individual. Inteligente y evolutiva en su máxima expresión. Antídoto de la animalidad, de lo obsoleto, de lo casposo, como se dice ahora. Creer, en definitiva, es y será la característica del “humano de última generación”. Abajemos al Inalcanzable y toquemos al Alcanzable porque a El lo llevamos en nuestra Nefesh. Son las cosas del Ser Preexistente!!