31/5/09

ELECCIONES EUROPEAS

España está en estos días en periodo electoral. Supuestamente se van a elegir representantes para el Parlamento Europeo. Sin entrar en la verdadera esencia de ese Parlamento de una Europa sin Constitución, donde el ciudadano es sujeto pasivo y no activo, lo que ahora comentamos es la esencia de estas elecciones en el sistema español.
España se dio una Constitución en 1978. Sin sangre y pactada. Pero eso ya no importa, según observamos la locura y empeño de algunos en abrir tumbas y empujar subliminalmente a los televidentes con los mass media sufragados con nuestro dinero pero, eso si, dirigidos por las castas políticas.
Y digo que la constitución no importa, porque ya nadie usa su cumplimiento, ni ejercita el deber de tutela obligada por parte de políticos y funcionarios públicos responsables. Los llamados poderes tradicionales del estado no es que estén en quiebra, es que son usados al libre albedrío por los dirigentes de los partidos y gobiernos. Y nadie dice algo al otro porque en realidad, todos tapan sus vergüenzas al ser sabedores que el cargo, -sobre el que se apoltronan-, es portador del virus de la manipulación de la democracia. Esto es: ninguno de ellos ha sido elegido -como sucede, por ejemplo, en USA- por el electorado de su partido. Son ellos mismos quienes mueven las palancas para su continuidad en el cargo, haciendo de ello un modo de vida. Han formado una nueva casta, dicen por ahí. Pero yo digo que más que casta, forman una inaconsejable asociación. Si España tuviera la legislación norteamericana, la mayoría de estas gentes tendría mucho miedo a las autoridades federales, porque podrían ser acusados por delito de “asociación de malhechores, mentira publica, etc”.
En España, la totalidad de los militantes, no pueden elegir a sus representantes en los partidos. Éstos están pastoreados por una especie de dirigentes-funcionarios, asalariados cuasi eternamente por el dinero publico que le corresponde según obtengan mas o menos escaños.
De esta forma, España se ha convertido en un país donde sus representantes estatales, autonómicos, provinciales y sindicales son más bien funcionarios, que han de votar según los intereses de cada partido y no de sus representados. Aún más: ni hablan con ellos, ni los reciben, ni nada de nada.
El sistema no es que esté subvertido, simplemente es la estafeta nacional, hija de la escopeta nacional, magnífica película de la transición. Y todos callan, porque piensan que el monstruo es tan grande y mentiroso que se los tragará si hablan alto. Y porque no les interesa, dado que se acostumbraron a no trabajar su sueldo, excepto si es para montar un despacho de influencias, antes, durante o después del parto electoral. Y de Europa: ¿Quien ha hablado de ella?.
Es repugnante observar como se fabrican noticias falsas los unos de los otros. Como intentan usar lo judicial para amplificar sus noticias manipuladas en tiempo de elecciones, como se pronuncia algún ministro del estado vaticano para apoyar a algunos, tanto que otros ministros de España usan medios comunes para beneficio de ellos, familias y partidos.
Pero de ética, nadie habla. Quienes tendrían que hablar de ella están de vacaciones. Sólo se les oye pidiendo que los ciudadanos hagan la cruz en la casilla del cero siete por ciento. Y es que los ciudadanos ya estamos hartos de estar hartos. España, necesita de verdad, una Re-Fundación General.