31/1/09

RECIBIR EL PODER Y ENTREGAR EL BIEN

Cuando el hombre deja atrás las cuatro patas, se mantiene sobre dos piernas y echa a andar hacia el norte de África tiene que sortear caminos y peligros geográficos, problemas de intendencia, animales y semejantes hostiles que se interponen en su caminar.
Busca cuevas y se guarece. Hace fuego y comienza entre los suyos la cooperación y protección mutua de sus descendientes. Comienza la especialización: Unos cazan y otros trabajan, vigilan, plantan y exploran y guerrean.
Algunos hombres -los mas dotados y capacitados- reciben de la mayoría el poder para que los guíen, los protejan, se interpongan a los guerreros y animales y encuentren seguridad ante quienes acechan bien con instrumentos o conjuros malignos.
Y lo hacen. La comunidad le entregan el poder y ellos trasforman esa potestad recibida en un bien tangible y beneficioso para el común.
Pero llega un día que no cumplen al sentirse poderosos por el hecho de haber sido elegidos y trabajan solo para su interés personal. Rompieron el pacto. Recibieron la confianza de sus iguales pero no cumplen.
Y comienza la corrupción.

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