18/6/09

LOS DISCURSOS DE OBAMA Y NETANYAHU

Hace dos semanas, el 4 de junio, Barak Obama, Presidente de los Estados Unidos, dio un discurso en la Universidad Al Azhar en el Cairo, cuyo objeto principal fue iniciar una nueva era en las relaciones entre los Estados Unidos y los países islámicos.
Esto no será fácil si tomamos en cuenta que, en todos los conflictos en los cuales los Estados Unidos están hoy envueltos, sus enemigos son islámicos: los americanos ocupan Irak, un país islámico; luchan en Afganistán y en Pakistán contra Al Queida y el Talibán, dos movimientos islámicos; y amenazan a Irán, república islámica, con sanciones por su intención de obtener armas nucleares.
El discurso de Obama constó, aproximadamente, de 6,100 palabras, de las cuales un poco más del 15% (1,065 palabras) las dedicó al conflicto israelí-palestino. Del punto de vista israelí esos párrafos constituyeron una desilusión:
· Obama mencionó el holocausto y los seis millones de judíos asesinados por los nazis para defender la existencia de Israel, pero no mencionó ni una palabra sobre los vínculos históricos y religiosos del pueblo judío con la tierra de Israel. Esa omisión confirma a los árabes que el estado judío es un "premio consuelo" que los europeos dieron a los judíos, para apaciguar su conciencia por haber sido sólo espectadores, muchos de ellos indiferentes, durante el exterminio de los judíos, y, por lo tanto, los judíos carecen de derechos legítimos a un "estado judío" en la tierra de Israel.
· Equiparó a los campamentos de refugiados de los palestinos (que no aceptaron el Plan de Partición de las Naciones Unidas y, a pedido de los ejércitos árabes, salieron de la tierra de Israel para permitir el triunfo árabe con más comodidad) con el exterminio deliberado de seis millones de judíos.
· Comparó la situación de los palestinos con la esclavitud que los negros sufrieron en Estados Unidos durante siglos.
· No mencionó que el partido mayoritario de los palestinos Hamás no tiene interés en el objetivo de dos estados para dos naciones. Diez días después, el 14 de junio, Benjamín Netanyahu, Primer Ministro de Israel, dio un discurso en la Universidad de Bar-Ilan, en Ramat Gan, un suburbio de Tel Aviv, cuyo objeto principal fue informar el punto de vista israelí sobre como resolver el conflicto israelí-palestino.
El primer punto que Netanyahu trató fue el de la amenaza que representa un régimen de extremistas islámicos armados con bombas nucleares, para el mundo en general y para Israel en especial.
El resto de su discurso lo dedicó a exponer su visión de paz entre Israel y los árabes. La raíz del conflicto, declaró Netanyahu, fue y sigue siendo la negativa árabe de reconocer los derechos del pueblo judío a su propio estado en su tierra ancestral.
Los que creen que el antagonismo hacia Israel es producto de la presencia judía en Judea y Samaria confunden la causa con la consecuencia.
Los ataques a los judíos comenzaron en la década de los 20, continuaron con la invasión de los ejércitos árabes en 1948, los actos terroristas de los fedayeen en la década de los 50, y el intento en 1967 de Nasser de destruir Israel. Durante todas esas décadas de terrorismo y guerra ni un solo soldado israelí se encontraba en Judea y Samaria. Los palestinos, aún los que el mundo llama "moderados", se niegan a considerar a Israel como un estado judío, lo cual es el requisito indispensable y básico para solucionar el conflicto.
El problema de los refugiados palestinos debe ser resuelto por el futuro estado palestino, absorbiéndolos en su territorio, como lo hizo Israel con los cientos de miles de refugiados judíos provenientes de los países islámicos.
Sin aludir a Obama, Netanyahu expresó que el derecho de los judíos a la tierra de Israel no es el resultado de las catástrofes que el pueblo judío ha sufrido, sino que deriva de la conexión física, espiritual y religiosa que los judíos han mantenido con Eretz Israel durante los últimos 3,500 años.
El Estado de Israel no fue establecido en respuesta al Holocausto, pero el Holocausto no habría ocurrido si el Estado de Israel ya hubiese existido. Israel está a favor de la existencia de dos estados, uno palestino y el otro judío, viviendo en paz y cooperación, uno al lado del otro. Pero, es indispensable que el futuro Estado Palestino sea desmilitarizado, para que no constituya una amenaza para los habitantes de Israel, como hoy lo es Gaza bajo el régimen de Hamás.
Esto significa que no deberá tener ejército, no tendrá derecho a hacer alianzas militares, no tendrá control sobre su espacio aéreo, y no ingresará armas y explosivos ilegalmente como hoy sucede en Gaza. Respecto a Jerusalén, la ciudad continuará siendo la capital unida de Israel, con libertad de culto para todas las religiones. Israel, agregó Netanyahu, no tiene intención de construir nuevos asentamientos ni expropiar terrenos adicionales para los asentamientos existentes. Los dirigentes palestinos no se tomaron horas ni minutos para estudiar el discurso de Netanyahu. Reaccionaron con furia, aún antes de que Netanyahu terminase de hablar.
Rechazaron con indignación su pedido de reconocimiento de Israel como estado judío, y del futuro estado palestino como país desmilitarizado. Algunos insultaron a Netanyahu llamándolo mentiroso y estafador. Y otros hablaron de reiniciar la Guerra del Terror.
El comentarista político árabe-israelí Khaled Abu Tóameh calificó a la reacción palestina de "histérica, apurada y mal concebida", y la atribuye a que el discurso de Obama había dado la impresión a los líderes palestinos de que al gobierno israelí no le quedaba otra alternativa que aceptar todas las demandas palestinas. Los palestinos no fueron los únicos que criticaron el discurso de Netanyahu. Varios de los parlamentarios del partido de Netanyahu estuvieron de acuerdo con lo que escribió el columnista Daniel Pipes, quien criticó a Netanyahu por no exigir en su discurso una total abstención de los actos de terror, y una completa revisión de los libros de texto de los colegios palestinos para eliminar todas las menciones antisemitas y anti-israelíes.
Si los palestinos realmente desean la paz, los sermones en las mezquitas no deben demonizar a Israel y a los judíos, y sus emisoras de televisión deben dejar de alabar a los "mártires suicidas" e incitar al terror.
El hecho de que los palestinos exigen con obstinación que su futuro estado invierta en tanques y aviones de guerra, en vez de infraestructuras, debería abrirle los ojos a Obama. ¡Inshallah! _
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David Mandel es un prestigioso comentarista que dirige su propia web, Mi Enfoque, desde Israel. Agradecemos la posibilidad de publicar este articulo.

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