5/2/09

EL CIUDADANO ATADO A LA COLUMNA

La legislación Imperial Romana indicaba el castigo de flagelación como preámbulo de la muerte capital. Se hacía durante el camino desde el lugar de la sentencia hasta el de la ejecución. La flagelación era ilimitada para el ciudadno no romano, pero si el condenado era romano solo se le fustigaba hasta no más de cuarenta veces, practicándole la solo la decapitación como fórmula privilegiada para una muerte menos dolorosa. Independientemente del castigo, con la flagelación se creaba un icono social de hombre indefenso ante el poder. Atado y a merced del mandamás. Como si fuera un perro. Así el poder era más omnímodo y el ciudadano más oprimido, más vejado. Y este sentimiento de indefensión lo esta experimentando el ciudadano que es flagelado por el Gobierno al disponer de sus ahorros, nada más que cincuenta mil millones de euros para entregarlos a los bancos, sin el derecho de saber concretamente la cantidad que toman y el destinatario y fin del reparto. Además el ciudadano sufre un discurso gubernamental presidido por la mentira y exculpación sin medida. Ve como se incrementa el número de los que no pueden trabajar, pagar honradamente sus deudas e incluso alimentar a sus hijos dia a dia. El ciudadano esta atado a la columna de la mentira, propiedad del Gobierno y Oposición, quienes de forma reiterada y con las huestes de casi todos sus políticos estafan la Palabra del Hombre fuera de un Parlamento -que cobra y esta de vacaciones-. Y que cuando abre es incapaz de generar la voluntad libre de uno cualquiera de los ocupadores de sus escaños, para hablar y pronunciarse a favor del bienestar de los ciudadanos. Todo queda bajo el control de quienes lo designaron para ser incluido en la lista cerrada de cualquier partido. Nadie pregunta. Lo peor es que este ciudadano atado a la columna, autentico varón de dolores, asiste a la inacción de quienes están llamados a desatar sus ligaduras. Entre ellos los sindicatos y el batallón de los medios de comunicación. Pero estos callan porque están subvencionados y trabajan para el imperio de la mentira constante. Y si alguno osa hablar lo atan a la columna. Y es que ya no hay quinto poder. Solo siervos.

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